Pasión. Presiento que el término se ha hecho tan popular debido a lo escaso que es en nuestras vidas. Y como todo lo escaso y exótico lo convertimos en un mito; pasión se convierte en una leyenda urbana de la que todos hablan pero nadie sabe con certeza lo que realmente es. El vacío que deja el concepto se llena con una idealización extrema: El prototipo de ser humano apasionado desborda sonrisas, energía y una vida de ensueño.

Esa es la versión comercial de la pasión. Pero no, para los que miran tras los bastidores, pasión es en realidad un intenso deseo hipnótico de sumergirse profundamente en algo. Tan profundamente que te separa del todo, tan obsesivamente que se confunde con algo patológico, tan agudamente que provoca un dolor extraño. Su llamado irrumpe en tu felicidad superflua y sólo aquellos que se rinden ante ella saben que la pasión no es placer superficial, la pasión es una satisfacción interna, muy interna, a pesar del dolor que provoca apostar por ella.
¿Sigues queriendo? Me temo que realmente no la quieres. La mayoría fracasa en su cruzada por obtenerla porque nadan en una suculenta negación de lo que realmente significa vivir una vida apasionada.
Para ayudarte a confrontar esa negación te presento siete posibles indicios de que tu vida es feliz, intensa, ocupada, llena de seguridad pero carente de pasión:

  1. Tienes una vida feliz: Espera. Antes de que te vayas a leer algún otro artículo alcahuete que coincida con tus creencias perezosas déjame explicarte algo: Estoy hablando del concepto tradicional de felicidad, que más bien es un estado de confort, una zona de seguridad, un pasaporte de aceptación, una exención de riesgos, un laberinto de cosas predecibles.
    Esta complacencia trae consigo una felicidad corrupta, más la pasión viene con un «gozo espeso». Ese gozo es una «Sonrisa de Mona Lisa Interior» denota paz, sabiduría, pero también una suerte de melancolía. Hay cicatrices en el alma de quienes viven apasionados pues pagaron un precio por tener esa vida.
  2. Estás rodeado de gente feliz pero sin pasión: Las personas normales ansían o poseen una vida social activa que cobra un peaje: Acomodarse a los estándares de la mayoría. Por ello sólo logran estar en contacto con sus pasiones por breves lapsos de tiempo pues sus ansias de pertenecer les roban la mayor cantidad de energía. Los amigos -e incluso la familia- perciben como una amenaza la migración de alguno de sus miembros a una vida de mayores posibilidades.
    ¿Significa esto que debes de ser un ermitaño para lograr tus pasiones? No seas necio! Significa que debes modificar la configuración de tus círculos sociales y como dice el dicho: «A mayor calidad menor cantidad»
  3. Eres moderadamente exitoso: A estas alturas ya sabrás por dónde voy así que no te hagas el tonto. Hablo del éxito convencional (lo que tu círculo social percibe como «exitoso»). No lo satanizo, soy parte de él y con frecuencia he visto gente que usa ese éxito como catapulta hacia sus pasiones, sin embargo, el éxito moderado denota un apego a las evaluaciones convencionales y no acepta el sacrificio como camino a la pasión verdadera.
  4. Tienes un sentido claro de dirección: En una vida apasionada el sentido claro de dirección viene en el ocaso de madurez (muchos lo alcanzan en el último tercio de su vida), no al principio. No hay nada malo con tener claro dónde quieres llegar, pero el camino a la pasión no es lineal, es caótico, así que hay un alto riesgo de que tu obstinación con un «plan de vida» sólo sea un refugio. La pasión tiene que ver con desapego, por lo tanto puede parecer errante. Tiene que ver con descubrimiento, por lo tanto estarás perdido por un tiempo…
  5. Una personalidad carismática: La pasión es una cicatriz producto de una profunda herida en tu vida normal. Las personas apasionadas son personas heridas, profundas, oscuras. Su esencia emana un gozo desconcertante para la consciencia convencional. ¿Hay personas apasionadas con carisma? Desde luego. ¿Hay personas apasionadas sin «carisma» tradicional? La mayoría.
  6. Vives en el «presente»: En esta era de creencias pseudo-espirituales el mantra de «vive en el presente» se deforma en una excusa más para justificar nuestra perspectiva conformista. Lo cierto es que muchas personas apasionadas que conozco son tan apasionadas que sólo quieren hacer su «cosa» En otros entornos públicos son retraídas, sobrias, ausentes. Pero no es que no están en el presente, están en su «presente» mientras nosotros queremos hablar de Facebook y cosas superfluas ellas están totalmente presentes en su proyecto.
  7. Eres «Muy inteligente»: Tu y yo somos muy inteligentes, pero no tenemos las pelotas para vivir una vida apasionada. ¿Se entiende no? Pasión tiene que ver más con agallas que con inteligencia.

Si tú eres como la mayoría de las personas, has elegido una vida con limosnas de pasión y te has perdido en los placeres del éxito moderado. ¿Es eso una mala decisión? No necesariamente, empieza a ser mala cuando descubres que es una decisión. Empieza a ser mala cuando tu alma pide algo más que limosna.

Ponle más atención a esas migajas de pasión si quieres complicar tu burbuja de felicidad. Cuéntame cómo te va.

Alejandro Cervantes en Facebook

Al igual que la transformación, la meditación es comúnmente asociada con algo bonito. Una experiencia celestial de relajación donde todo es luz, amor y chocolate.
En realidad la meditación es un viaje a uno mismo, y en el camino encontrarás cosas que no te gustarán para nada.

Si eres exitoso, descubrirás a través de la meditación que no eres una gota, eres el océano y meditar es el acto de disolver la gota en el océano.

El acto de disolución es la muerte de quien crees que eres. Por eso transformación y crucifixión deberían de ser sinónimos, y como ya lo sabrás, pretender crucificar a tu ego duele con ganas.

La gente no-convencional sabe cuáles son los riesgos de la meditación, y precisamente allí encontrarán en esta técnica otra sexy razón para adentrarse en sus confines:

Tu Ego va a crecer: No cabe duda que la meditación te hace más inteligente, alerta y asertivo. Desde luego que tu ego engordará y te enfrentarás a la peor tentación de tu vida: Quedarte gordo.

Tu sombra será más visible: Si crees que la meditación te convertirá en el corto plazo en un ser compasivo que escupe flores por la boca, me das lástima. Meditar es introducir un microscopio en tu alma. Allí encontrarás los aspectos más putrefactos de tu esencia. Dichosamente ese es un paso necesario para trascenderlos.

Te darás cuenta de las estúpidas razones por las que eres feliz: Tu noción de felicidad es un absurdo constructo de caprichos torcidos e inmaduros. La meditación te enseñará a que ser feliz es aprender a degustar el sabor agridulce de la vida.

Descubrirás que el mundo apesta: La meditación despertará una sensación de conexión con todas las personas. Especialmente con las que sufren. Con el tiempo verás que el mundo no apesta, lo que apesta es tu negación de la ignorancia como fuente de sufrimiento. Tú apestas!

Tendrás una crisis existencial: Meditar mucho te pone en contacto con la nada de la cuál surge todo, incluso tus creencias. Esa experiencia te da una sensación de que nada vale la pena. La crisis se supera entendiendo que lo que está ocurriendo es el desmoronamiento de tu visión obsoleta de la vida.

Talvez la peor decepción que tendrás de la práctica de meditación es que nunca alcanzarás la iluminación. Pero precisamente en esa desilusión magnánima es que encontrarás un terreno libre de escombros para encaminarte hacia una existencia de mayores posibilidades y libre de burdas expectativas.

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Qué término tan corrupto es la auto-ayuda, quisiera haber elegido otra palabra. Pero su presunta decadencia honra el propósito de mi mensaje. El crecimiento (o la destrucción) personal tiene un siguiente nivel. Busca el tuyo, yo te comparto el mío:

 Historias personales: Muchos de los gurúes de la auto-ayuda en realidad son tan sólo buenos comunicadores de ideas. No hay nada malo en eso, pero siento que el mayor impacto está en las historias de redención personal. Nick Vujicic

 Aceptación plena del lado oscuro: He aprendido que de la vulnerabilidad de aceptar el lado oscuro se aprende más que de la ilusión de pensar que alguien puede llegar a no tenerlo. Confío más en los autores que hablan abiertamente del lado oscuro en sus vidas. Chriss Grosso

 Que me deje confundido en lugar de motivado: Sigo leyendo a Robin Sharma y a Tonny Robbins. Ellos me motivan con sus enérgicos discursos. Pero también encuentro deleite en consumir contenido que me confunde, que tambalea mis creencias, que deja una estela más de preguntas que de respuestas. Thomas Moore

 Usa el arte como transmisión: El siguiente nivel de la auto-ayuda ocurre más allá del corral de lo bueno y lo malo. Las expresiones artísticas esconden tras la estética entretenedora poderosos mensajes que serían demasiado disruptivos para los cánones convencionales. Penny Dreadful

 Más riesgo y menos información: Las personas inteligentes no consumen más información. Por el contrario, son más selectivas en lo que dejan entrar a sus cabezas, y aún más, se atreven a apostar por riesgosas decisiones que fomenten su crecimiento personal.

 Más interacción, pero también más soledad: Finalmente, el siguiente nivel de la auto-ayuda es más personal. El camino hacia tu propio desarrollo es único y lo debes construir tú mismo. Pero hay muchos gilipollas por ahí usando ese argumento como excusa para perpetuar sus vidas mediocres.

 Perderte en el camino del otro también es un vehículo para encontrar tu propio camino. Entender como otros han cruzado su jornada te ayuda a comprender que en las jornadas de todos hay comunes denominadores. La compañía y la soledad son esenciales en tu fórmula de trascendencia.

En mi experiencia, el instrumento más poderoso de transformación personal también ha sido el que más temor me provoca: El otro.

¿Cuál ha sido el tuyo?

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Mi misión en la vida es resquebrajar tus creencias obsoletas. Quiero que me odies por restregarte en la cara a lo que le huyes. Quiero que tu pulso se acelere al escuchar mi voz. Quiero que sepas que te irás inquieto a la cama al leer esto.

Mi intención no es cambiarte, es sólo hacer eco a la culpa que sientes, es acompañar a la tu voz interna que intenta despertarte de tu letargo.

Soy esa voz que ha dejado los susurros y ha recurrido a los gritos:

Tú sabes que puedes dar más

Sabes que tus talentos se desperdician, y lo peor de todo, la sensación más infernal que te trae esta consciencia prodigiosa que tienes:

Sabes que Sabes

No esperes los diez pasos, el ejercicio, el ejemplo, la historia inspiradora, la palmadita en la espalda, la solución pseudo-espiritual. Este no es un mensaje de auto-ayuda, es una bofetada a tu insensatez.

Sólo vengo a decirte cosas que no quieres aceptar. Las razones por las que tu inmenso potencial de crear impacto se ven mermadas:

Tu vida es muy cómoda: Mentes prodigiosas como la tuya pueden vivir bien al mínimo esfuerzo. Ordeñar los placeres de la vida moderna haciéndose pasar por ovejas con pelaje brillante. No tienes razón real para salir de tu corral de confort.

No tienes competencia: Ya eres alabado por tus talentos medio-explotados en tu clan de ovejas mediocres. Migrar a otras tribus de mayores exigencias amenaza tu engreído ego.

No encuentras motivación: ¿Dinero? Eso es de mentes superficiales ¿Fama? Para exhibicionistas sin auto-estima. Ni siquiera el deseo benemérito de ayudar a las masas es suficiente para que muevas tu trasero. Simplemente estás dejando que tus ambiciones mueran, sólo porque «ser ambicioso» es de simplones.

Tu inteligencia se volvió en tu contra: Nunca verás argumentos más brillantes que los que tu intelecto elucubra para evadir su responsabilidad de expandir su impacto. Tu mejor arma se ha convertido en cloroformo para tu capacidad.

Hay muchas ovejas que no saben el talento que tienen, y por eso se conforman a una vida robótica sin riesgos, sin precipicios, sin chispa. El rumbo de ellas ya está trazado.

Pero tú caso es diferente. Un águila disfrazada de oveja que sabe que es águila y sabe que ser oveja ya dejó de ser divertido.

Cientos de decenas de águilas en todo el mundo deambulan por las calles, se reconocen entre sí tras sus pieles trasquiladas por la moda. Protegemos nuestra identidad en esta telaraña de complicidades y nos agrupamos en pequeños comités a quejarnos de este mundo ovejezco.

Patético.

Hoy no te exijo mucho. No te pido que te quites tu disfraz. Simplemente sal a volar un rato. Sé águila por un pequeño momento. Nunca nada será igual.

Tú eres más consciente, tu inteligencia psicológica está desarrollada por encima del promedio. Eso te permite entender que hay algo corrupto en el concepto colectivo de felicidad. Sabes que la interpretación popular de «Ser feliz» está corrompida por la pereza cultural…

Existe una confusión básica entre felicidad y confort. Tú y yo no compramos esa confusión. Hay algo de fantasioso, ilusorio e infantil en lo que la gente piensa de tener una vida feliz.

Pero tú y yo sabemos con certeza que la felicidad real es una solemne aceptación de la mezcla maquiavélica entre tensión y confort, entre construcción y destrucción, caos y orden, entre el equilibrio y el desbalance de este inexplicable universo. Hay algo en la tristeza que nos hace felices…

Los que viven en su infancia mental no alcanzan a interiorizar la naturaleza incontrolable de esta dimensión. Su vida gravita alrededor de la creencia que esa felicidad idealizada se puede alcanzar, y así se condenan a una vida de decepción tras decepción.  Pensar que el caos y el desbalance son controlables es firmar la sentencia de desilusión perpetua.

Sin embargo, si estás rompiendo el cascarón de una nueva consciencia rebelde, empiezas a identificarte con una felicidad más consonante con la realidad y que a su  vez es desconcertante:

La felicidad real consiste en entender que los pasajes amargos de la vida , en realidad son un camino a paisajes más evolucionados de gozo.

Acepta entonces que Tú no quieres ser «feliz.»

  • En realidad lo que tú quieres es bailar esta incontrolable danza de misteriosos caprichos sin tener la presión de buscar un estado celestial permanente.
  • Quieres ser un agente de caos, un demoledor de creencias, un diseñador de una tensión creativa que experimenta a cada momento con esta candente ilusión en la que vivimos.
  • Te dispones a vivir la verdadera felicidad poniendo a prueba los conceptos de felicidad que te heredaron. Le darás un baño de consciencia a tus apegos al confort y buscarás atrapar cada día la posibilidad de revolucionar los aburridos axiomas que rigen tu vida.

Las definiciones tradicionales de felicidad descansan en confort, en lo predecible, en lo seguro, en lo estable. Todos estas variables contradicen la naturaleza misma del universo y por eso fracasan rotundamente en crear un marco sostenible de felicidad.

Es tiempo de usar la presunta estabilidad y seguridad del confort que te rodea como una tienda de campaña para prepararte para la felicidad real. La que está allá afuera, en la salvaje selva de lo impredecible.

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Muchas de las desfortunas del mundo suceden por tres razones:

  1. Porque personas en el poder ponen su inteligencia al servicio de valores megalomaniacos.
  2. Porque manadas de personas con consciencia de oveja toman sus decisiones a partir de la ignorancia y el miedo.
  3. Porque ejércitos de personas inteligentes, conscientes y entendedoras, saben lo que tienen que hacer, pero no hacen ni mierda.

Tú y yo pertenecemos al tercer grupo. Personas perspicaces que sabemos lo que tenemos que hacer para que nuestro impacto en este mundo florezca. Sabemos las decisiones que tenemos que tomar. Pretendemos haberlas tomado, pero todo sigue igual.

Una persona audaz hace lo que cree que tiene que hacer aunque tenga miedo. La línea limítrofe entre la inteligencia y la audacia se llama atrevimiento sensato, acción espontánea, riesgo calculado…

Es una gran diferencia esta entre ser audaz y ser inteligente. Y aunque creas que en tramos de tu vida has tomado decisiones audaces y has cometido actos de valentía, hoy, con todo tu nivel de consciencia y educación, aquellas audacias parecen más fotografías en blanco y negro pertenecientes a un pasado lejano.

Tu intelecto ha crecido, pero no tus acciones. No eres más que una lumbrera marchitada en un pantano de excusas intelectuales.

Jesús dijo una vez: «Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. »

Tomando prestada la metáfora del nazareno: Tú y yo hemos sido llamados a estremecer la cultura, a ser sacerdotes de un nuevo estilo de vida, a esculpir el modelo del próximo ser humano. Pero hemos sucumbido ante el encandilante destello del llamado.

Has sido llamado porque eres inteligente, pero sólo serás escogido si eres audaz.

¿Escogido por quién?

No seas necio. Es sólo una analogía.

¿Llamado para qué?

Para participar de una forma más activa y consciente en la evolución de este cuento de hadas llamado existencia.

¿Cuáles son las señales de que has sido llamado pero no «escogido»?

  1. Sientes un vacío. Intentas llenarlo con placeres ostentosos, éxitos convencionales atragantamiento intelectual y artístico. Nunca logras llenarlo…
  2. Te sientes fuera de lugar pero no puedes dejar el lugar donde estás.
  3. Sabes con una certeza ensordecedora que puedes dar más de lo que le estás dando a la vida. Te afanas en silenciar esa certeza con magistrales estrategias para encubrir tu frustración.
  4. Tienes planes ambiciosos para explotar tu talento, pero estos planes nunca se concretan.
  5. Sientes envidia por otros que logran lo que tú sabes que también podrías lograr si tuvieras pelotas.
  6. Dejas pasar por alto oportunidades para virar de rumbo en tu vida.
  7. Criticas el sistema, pero estás tan enredado en él como las ovejas que reprochas.

La arrogancia y el cinismo es el escondite preferido de los llamados pero no escogidos. Desde una presunta superioridad, nos apostamos en este limbo de la evolución; ese lugar donde hemos forjado la cárcel de nuestro verdadero potencial.

Yo quiero ser escogido. Quiero ser recordado como audaz, no como inteligente. Como moldeador de paradigmas, no como «exitoso». Quiero llevar al siguiente nivel mi  compulsión por  contagiar a otros con la energía de explorar las sombras de nuestra psique y mirar con picardía los dilemas de la existencia.  Por eso me escribo, por eso te escribo…

¿Te sientes llamado pero no escogido?

Te informo que el que escoge eres tú (y probablemente el que llama también). Es una elección que pocos hacen. Si todos la hicieran, el andamiaje de la cultura se vendría abajo. Tal vez con unos pocos elegidos sea suficiente, o tal vez no. Eso no me importa. Lo que sí me importa es que es una elección que conviene hacer ya, de lo contrario tu talento  y el mío se pudrirán en el limbo de nuestra cobarde e inservible «inteligencia».

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La mayoría de las grandes tradiciones dicen que la vida es una ilusión, que nada de lo que vemos es real, que estamos en una suerte de «alucinación cósmica.»

La verdad es que no entiendo completamente lo que quieren decir. Debo aceptar que tú y yo vivimos todos los días como si esta realidad fuera toda la realidad. Punto.

Negarlo sólo evidencia lo enterrado que estás en este sueño. Estamos hasta el cuello en esta hipnosis colectiva.

No sé si algún día terminaré de experimentar la naturaleza ilusoria de la que los grandes sabios hablan. Mientras tanto, te propongo algo: Deja de predicar que la vida es una ilusión, dame la mano y aceptemos que somos hermanos en la ignorancia, primos en el miedo y en la negación, sacerdotes del apego a este persistente espejismo.

Abracémonos y descubramos juntos con un afán lúdico que tan real es este supuesto delirio fascinante llamado vida.

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Ni lo sueñes, no voy a entrar en el oscuro mundo de definir qué significa estar «iluminado». 

Como persona inteligente y sobre-educada ya tendrás tu propia noción de lo que es iluminación. Y si no la tuvieras, al menos sabes que es un estado de consciencia «mejor» al que tienes ahora. 

No quiero debates intelectuales. Quiero llamarte la atención sobre algo: A pesar de tu privilegiado acceso a la noción de iluminación espiritual, has abdicado a perseguirla. Pareciera que me dirijo a gente que quiere alcanzarla, pero en realidad mi intención es confrontar a todos los que hemos tomado la decisión consciente o inconsciente de no ser «iluminados». 

No creo que esa decisión escape del todo a tu consciencia. Pero quiero recordártela sólo para hostigarte. Talvez detrás de tu negación y mediocridad espiritual, descubras una nueva aspiración más alcanzable. 

  1. Nunca serás iluminado porque niegas tu adicción: Puede alguien rehabilitarse y al mismo tiempo negar su adicción? Mientras no aceptes que eres adicto a tus creencias pasadas de moda, jamás podrás recuperarte de su pegajoso trance. Acepta que estás embriagado de pensamientos repetidos y que deberías juntarte con otros que quieren dejar la «bebida.»
  2. Lo que realmente quieres es ser superior, no iluminado: Todo empezó cuando enviaste a millones de espermatozoides a la tumba para conquistar a tu óvulo. Ese impulso primitivo de competencia se manifiesta hoy en tu deseo de pretender ser iluminado. Si bien es cierto que las personas «iluminadas» son esencialmente superiores, desde tu paradigma de superioridad no puedes alcanzar lo mismo. Paradójicamente hablando, tienes que renunciar a la superioridad convencional para poder alcanzar otra forma de superioridad más trascendente. Avísame si todavía quieres.
  3. Es más cool ser «espiritual» que ser «iluminado»: Tú no quieres estar iluminado, lo que quieres es mantener tu estilo de vida chic, ecológico, fit, balanceado, y a la vez reemplazar tu religión anterior con algo más asequible para tu petulante consciencia moderna. Tus clases de Yoga y tu participación en seminarios de Deepak Chopra no te harán iluminado, pero ciertamente te meterán en la moda espiritual. Felicidades.
  4. Todo termina en la «iluminación»: Eres iluminado. Se acabó la diversión. Esa idea te aterra: La iluminación como un frenesí perfecto donde culmina la evolución. Así es como te has desterrado a un limbo de pseudo-espiritualidad mediocre. Has olvidado que iluminarse es caer en un estado de consciencia que se interpreta a través de puntos de vista que evolucionan infinitamente.
  5. No quieres estar Iluminado: Tu verdadera agenda es deshacerte del sufrimiento sin tener que abandonar tus placeres, creencias y tu empachosa personalidad ególatra que, dicho sea de paso, también es el origen de tu sufrimiento. 

Una aceptación más profunda de que no quieres estar iluminado puede representar un salto cuántico en tu espiritualidad. No me refiero a una actitud cínica y apática. Me refiero a una intención auténtica de llenar el espacio que dejaron las religiones convencionales a las que renunciaste, pero llenarlo con algo realista, no con la falsa imagen de tu ser convirtiéndote en una deidad moderna. 

Por ahora yo no quiero estar «iluminado», pero sí quiero ensayar perspectivas más sabias y creencias más evolucionadas. Quiero tocar tu corazón y decirte que juntos podemos explorar inefables posibilidades de evolucionar sin renunciar por completo a nuestra forma de ver el mundo, sin ser iluminados. 

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Ilustración: Enlightment by Zenoxen

Yo puedo ver tus traumas

No lo sabes, pero yo puedo ver tus traumas. Esos fantasmas invisibles de tu pasado que evocas en el presente sin que realmente existan.

No es que pretendas escondérmelos, más bien piensas que pasan desapercibidos.

Pero estás equivocado.

Piensas que porque no eres un veterano de guerra o víctima de violencia infantil, escapas al imborrable efecto de los traumas psicológicos en tu vida cotidiana. Olvidas que cualquier vivencia intensa que desordena tu forma de ver el mundo es un trauma. Punto.

Los tuyos podrán no ser horripilantes, pero aunque de mediana intensidad siguen moldeando tu personalidad, trasponiendo el pasado con el presente, y distorsionando tu percepción de la realidad, obstruyendo el siguiente escalón de tu talento…

Está claro que detrás de tu exceso de confianza se asoma una identidad temerosa despojada de seguridad en su infancia.

En tu falta de carácter y determinación convocas al presente una figura paterna que se excedió en dominarte.

De tu tendencia controladora emana un pasado con carencias afectivas y bajo tu timidez forzada yace un niño silenciado por el bullying.

La forma en que redactas tus posts en Facebook, cómo manejas el conflicto, tu manera de hablar de quienes no te gustan. En tus evaluaciones extremas sobre lo que es bueno y lo que es malo. En cómo tratas de exagerar comportamientos que no te salen naturales. En todos ellos puedo ver tus traumas embarrados en tu cara, tan claros como la luna llena…

Nosotros, los que hemos ido a infiernos parecidos al tuyo, somos los peores enemigos de tus estrategias sofisticadas de camuflaje de traumas…

Somos gente normal que sin tener doctorados en psicología podemos mirar a través de tus comportamientos y entender que hay una cicatriz escondida tras tu maquillaje emocional. Somos muchos, somos más de los que crees… y no es que seamos mejores, simplemente nos parecemos…

Talvez tú también puedes ver mis traumas. Talvez puedas notar que a la sombra de mi placer por juzgarte despiadadamente está una persona pasivo-agresiva buscando revancha por sus heridas en tiempos párvulos.

Si es así, dejémonos de patrañas entonces: Estamos en el mismo club y podemos hablar el mismo idioma. Somos hermanos.

El club de personas traumadas que piensan que por ser unos engreídos sobre-educados y con una intuición por arriba del promedio, están librados de los claros efectos provocados por las experiencias traumáticas.

Eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta que vives en la negación, y que lo único que te diferencia de la gente normal es que tú puedes esconder tus traumas mejor que nadie.

Uno de tus principales retos como una persona psicológicamente sofisticada es aceptar que aún no has superado tus traumas.

Si tu arrogancia no te ha vencido, entonces estás preparado para ir al siguiente nivel: Usarlos conscientemente a tu favor para dejar un tatuaje en la cultura. Una huella imborrable de un espíritu que encontró un propósito a sus duras experiencias.

¿Estás listo para entender de qué forma la gente implacable enfrenta sus propios traumas?

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Ilustración: Trauma Re-Visited por Phantompheaq

No te ofendas.

Si te molesta la palabra «imbécil» puedes reemplazarla por «persona cuya identidad gravita alrededor de un sistema neurótico de creencias llamado ego.»

La mayor decepción de nosotros los meditadores modernos es continuar siendo imbéciles a pesar de la práctica de meditación. El nirvana, la trascendencia del ego, la disolución de los miedos, la siempre presente no-dualidad. Todos los productos que te vendieron en el brochure de la meditación talvez sólo los acariciaste por breves momentos para luego volver al terrenal mundo de tus deseos y traumas.

La meditación no es inservible. Si no fuera por ella yo no estaría escribiendo esto y no sería consciente de que un gobierno clandestino comanda mis acciones el 99% de mi vida. A pesar de eso, conviene preguntarnos porqué seguimos gravitando al compás de las mismas acciones y creencias. ¿Porqué seguimos siendo terrenales? ¿Porqué sigues siendo un imbécil a pesar de la meditación?

  1. Porque reconocer que eres un imbécil es el primer signo de que la meditación funciona: El imbécil por lo general es el otro. Gracias a la meditación llegas a darte cuenta de que el imbécil eres tú y que la imbecilidad del mundo es un reflejo de tu propia imbecilidad.
  2. Porque el ego contraataca: El ego interpreta cualquier signo de lucidez como una amenaza a su existencia. Contrarresta fuertemente con una sofisticada ofensiva que te devuelve a tu estado tradicional de imbecilidad.
  3. Porque no te urge dejar de ser imbécil: Consentido por los placeres de la modernidad, te conformas con limosnas de felicidad pasajera basadas en seguridades ilusorias. Reversar décadas de imbecilidad requiere algo más que meditar 30 minutos diarios, pero tu nivel de sufrimiento no es lo suficientemente fuerte como para que te urja trascender.
  4. Porque meditar es sumergirse en tu imbecilidad: Contrario a la creencia popular, la meditación es mirarte al espejo y contemplar tu ego lo más cerca posible, no alejarse de él. Este descenso a los confines de tu fantasía personal traerá consigo la irresistible tentación de enamorarte más de ella…
  5. Porque confundes el fin con el medio: La meditación no es una pastilla que te quita el dolor de cabeza. Es un examen a tu psique para entender lo que provoca el dolor. Mirarla como «pastilla» no acelerará su efecto.
  6. Porque sigues rodeado de imbéciles: Me refiero a personas que no saben que son imbéciles. La ignorancia se contagia. Para perpetuar tu consciencia de ella has de relacionarte más con otras personas que también han descubierto su imbecilidad.
  7. Porque le das cualidades milagrosas a la meditación: En realidad no eres tan imbécil, lo que pasa es que piensas que si meditas mucho vas a tirarte pedos con olor a incienso. ¡No! Un estado meditativo se usa cuando vas al supermercado, cuando te peleas con tu pareja, cuando tienes problemas en la oficina. Meditar es ejercitar el arte de poner atención, no es una píldora milagrosa para tele-transportarte instantáneamente al samadhi.

No subestimes los efectos de largo plazo de la meditación, no te detengas, no medites para iluminarte, medita para ser un mejor imbécil. Un imbécil consciente de su imbecilidad. Ese es el primer paso para el fascinante viaje hacia la trascendencia.

Como dice una muy apreciada amiga del grupo de Facebook: «Sigo siendo imbécil pero voy más relajada»