Pasión. Presiento que el término se ha hecho tan popular debido a lo escaso que es en nuestras vidas. Y como todo lo escaso y exótico lo convertimos en un mito; pasión se convierte en una leyenda urbana de la que todos hablan pero nadie sabe con certeza lo que realmente es. El vacío que deja el concepto se llena con una idealización extrema: El prototipo de ser humano apasionado desborda sonrisas, energía y una vida de ensueño.
Esa es la versión comercial de la pasión. Pero no, para los que miran tras los bastidores, pasión es en realidad un intenso deseo hipnótico de sumergirse profundamente en algo. Tan profundamente que te separa del todo, tan obsesivamente que se confunde con algo patológico, tan agudamente que provoca un dolor extraño. Su llamado irrumpe en tu felicidad superflua y sólo aquellos que se rinden ante ella saben que la pasión no es placer superficial, la pasión es una satisfacción interna, muy interna, a pesar del dolor que provoca apostar por ella.
¿Sigues queriendo? Me temo que realmente no la quieres. La mayoría fracasa en su cruzada por obtenerla porque nadan en una suculenta negación de lo que realmente significa vivir una vida apasionada.
Para ayudarte a confrontar esa negación te presento siete posibles indicios de que tu vida es feliz, intensa, ocupada, llena de seguridad pero carente de pasión:
Si tú eres como la mayoría de las personas, has elegido una vida con limosnas de pasión y te has perdido en los placeres del éxito moderado. ¿Es eso una mala decisión? No necesariamente, empieza a ser mala cuando descubres que es una decisión. Empieza a ser mala cuando tu alma pide algo más que limosna.
Ponle más atención a esas migajas de pasión si quieres complicar tu burbuja de felicidad. Cuéntame cómo te va.
Al igual que la transformación, la meditación es comúnmente asociada con algo bonito. Una experiencia celestial de relajación donde todo es luz, amor y chocolate.
En realidad la meditación es un viaje a uno mismo, y en el camino encontrarás cosas que no te gustarán para nada.
Si eres exitoso, descubrirás a través de la meditación que no eres una gota, eres el océano y meditar es el acto de disolver la gota en el océano.
El acto de disolución es la muerte de quien crees que eres. Por eso transformación y crucifixión deberían de ser sinónimos, y como ya lo sabrás, pretender crucificar a tu ego duele con ganas.
La gente no-convencional sabe cuáles son los riesgos de la meditación, y precisamente allí encontrarán en esta técnica otra sexy razón para adentrarse en sus confines:
Tu Ego va a crecer: No cabe duda que la meditación te hace más inteligente, alerta y asertivo. Desde luego que tu ego engordará y te enfrentarás a la peor tentación de tu vida: Quedarte gordo.
Tu sombra será más visible: Si crees que la meditación te convertirá en el corto plazo en un ser compasivo que escupe flores por la boca, me das lástima. Meditar es introducir un microscopio en tu alma. Allí encontrarás los aspectos más putrefactos de tu esencia. Dichosamente ese es un paso necesario para trascenderlos.
Te darás cuenta de las estúpidas razones por las que eres feliz: Tu noción de felicidad es un absurdo constructo de caprichos torcidos e inmaduros. La meditación te enseñará a que ser feliz es aprender a degustar el sabor agridulce de la vida.
Descubrirás que el mundo apesta: La meditación despertará una sensación de conexión con todas las personas. Especialmente con las que sufren. Con el tiempo verás que el mundo no apesta, lo que apesta es tu negación de la ignorancia como fuente de sufrimiento. Tú apestas!
Tendrás una crisis existencial: Meditar mucho te pone en contacto con la nada de la cuál surge todo, incluso tus creencias. Esa experiencia te da una sensación de que nada vale la pena. La crisis se supera entendiendo que lo que está ocurriendo es el desmoronamiento de tu visión obsoleta de la vida.
Talvez la peor decepción que tendrás de la práctica de meditación es que nunca alcanzarás la iluminación. Pero precisamente en esa desilusión magnánima es que encontrarás un terreno libre de escombros para encaminarte hacia una existencia de mayores posibilidades y libre de burdas expectativas.
Qué término tan corrupto es la auto-ayuda, quisiera haber elegido otra palabra. Pero su presunta decadencia honra el propósito de mi mensaje. El crecimiento (o la destrucción) personal tiene un siguiente nivel. Busca el tuyo, yo te comparto el mío:
Historias personales: Muchos de los gurúes de la auto-ayuda en realidad son tan sólo buenos comunicadores de ideas. No hay nada malo en eso, pero siento que el mayor impacto está en las historias de redención personal. Nick Vujicic
Aceptación plena del lado oscuro: He aprendido que de la vulnerabilidad de aceptar el lado oscuro se aprende más que de la ilusión de pensar que alguien puede llegar a no tenerlo. Confío más en los autores que hablan abiertamente del lado oscuro en sus vidas. Chriss Grosso
Que me deje confundido en lugar de motivado: Sigo leyendo a Robin Sharma y a Tonny Robbins. Ellos me motivan con sus enérgicos discursos. Pero también encuentro deleite en consumir contenido que me confunde, que tambalea mis creencias, que deja una estela más de preguntas que de respuestas. Thomas Moore
Usa el arte como transmisión: El siguiente nivel de la auto-ayuda ocurre más allá del corral de lo bueno y lo malo. Las expresiones artísticas esconden tras la estética entretenedora poderosos mensajes que serían demasiado disruptivos para los cánones convencionales. Penny Dreadful
Más riesgo y menos información: Las personas inteligentes no consumen más información. Por el contrario, son más selectivas en lo que dejan entrar a sus cabezas, y aún más, se atreven a apostar por riesgosas decisiones que fomenten su crecimiento personal.
Más interacción, pero también más soledad: Finalmente, el siguiente nivel de la auto-ayuda es más personal. El camino hacia tu propio desarrollo es único y lo debes construir tú mismo. Pero hay muchos gilipollas por ahí usando ese argumento como excusa para perpetuar sus vidas mediocres.
Perderte en el camino del otro también es un vehículo para encontrar tu propio camino. Entender como otros han cruzado su jornada te ayuda a comprender que en las jornadas de todos hay comunes denominadores. La compañía y la soledad son esenciales en tu fórmula de trascendencia.
En mi experiencia, el instrumento más poderoso de transformación personal también ha sido el que más temor me provoca: El otro.
¿Cuál ha sido el tuyo?
Mi misión en la vida es resquebrajar tus creencias obsoletas. Quiero que me odies por restregarte en la cara a lo que le huyes. Quiero que tu pulso se acelere al escuchar mi voz. Quiero que sepas que te irás inquieto a la cama al leer esto.
Mi intención no es cambiarte, es sólo hacer eco a la culpa que sientes, es acompañar a la tu voz interna que intenta despertarte de tu letargo.
Soy esa voz que ha dejado los susurros y ha recurrido a los gritos:
Tú sabes que puedes dar más
Sabes que tus talentos se desperdician, y lo peor de todo, la sensación más infernal que te trae esta consciencia prodigiosa que tienes:
Sabes que Sabes
No esperes los diez pasos, el ejercicio, el ejemplo, la historia inspiradora, la palmadita en la espalda, la solución pseudo-espiritual. Este no es un mensaje de auto-ayuda, es una bofetada a tu insensatez.
Sólo vengo a decirte cosas que no quieres aceptar. Las razones por las que tu inmenso potencial de crear impacto se ven mermadas:
Tu vida es muy cómoda: Mentes prodigiosas como la tuya pueden vivir bien al mínimo esfuerzo. Ordeñar los placeres de la vida moderna haciéndose pasar por ovejas con pelaje brillante. No tienes razón real para salir de tu corral de confort.
No tienes competencia: Ya eres alabado por tus talentos medio-explotados en tu clan de ovejas mediocres. Migrar a otras tribus de mayores exigencias amenaza tu engreído ego.
No encuentras motivación: ¿Dinero? Eso es de mentes superficiales ¿Fama? Para exhibicionistas sin auto-estima. Ni siquiera el deseo benemérito de ayudar a las masas es suficiente para que muevas tu trasero. Simplemente estás dejando que tus ambiciones mueran, sólo porque «ser ambicioso» es de simplones.
Tu inteligencia se volvió en tu contra: Nunca verás argumentos más brillantes que los que tu intelecto elucubra para evadir su responsabilidad de expandir su impacto. Tu mejor arma se ha convertido en cloroformo para tu capacidad.
Hay muchas ovejas que no saben el talento que tienen, y por eso se conforman a una vida robótica sin riesgos, sin precipicios, sin chispa. El rumbo de ellas ya está trazado.
Pero tú caso es diferente. Un águila disfrazada de oveja que sabe que es águila y sabe que ser oveja ya dejó de ser divertido.
Cientos de decenas de águilas en todo el mundo deambulan por las calles, se reconocen entre sí tras sus pieles trasquiladas por la moda. Protegemos nuestra identidad en esta telaraña de complicidades y nos agrupamos en pequeños comités a quejarnos de este mundo ovejezco.
Patético.
Hoy no te exijo mucho. No te pido que te quites tu disfraz. Simplemente sal a volar un rato. Sé águila por un pequeño momento. Nunca nada será igual.
Tú eres más consciente, tu inteligencia psicológica está desarrollada por encima del promedio. Eso te permite entender que hay algo corrupto en el concepto colectivo de felicidad. Sabes que la interpretación popular de «Ser feliz» está corrompida por la pereza cultural…
Existe una confusión básica entre felicidad y confort. Tú y yo no compramos esa confusión. Hay algo de fantasioso, ilusorio e infantil en lo que la gente piensa de tener una vida feliz.
Pero tú y yo sabemos con certeza que la felicidad real es una solemne aceptación de la mezcla maquiavélica entre tensión y confort, entre construcción y destrucción, caos y orden, entre el equilibrio y el desbalance de este inexplicable universo. Hay algo en la tristeza que nos hace felices…
Los que viven en su infancia mental no alcanzan a interiorizar la naturaleza incontrolable de esta dimensión. Su vida gravita alrededor de la creencia que esa felicidad idealizada se puede alcanzar, y así se condenan a una vida de decepción tras decepción. Pensar que el caos y el desbalance son controlables es firmar la sentencia de desilusión perpetua.
Sin embargo, si estás rompiendo el cascarón de una nueva consciencia rebelde, empiezas a identificarte con una felicidad más consonante con la realidad y que a su vez es desconcertante:
La felicidad real consiste en entender que los pasajes amargos de la vida , en realidad son un camino a paisajes más evolucionados de gozo.
Acepta entonces que Tú no quieres ser «feliz.»
Las definiciones tradicionales de felicidad descansan en confort, en lo predecible, en lo seguro, en lo estable. Todos estas variables contradicen la naturaleza misma del universo y por eso fracasan rotundamente en crear un marco sostenible de felicidad.
Es tiempo de usar la presunta estabilidad y seguridad del confort que te rodea como una tienda de campaña para prepararte para la felicidad real. La que está allá afuera, en la salvaje selva de lo impredecible.
Muchas de las desfortunas del mundo suceden por tres razones:
Tú y yo pertenecemos al tercer grupo. Personas perspicaces que sabemos lo que tenemos que hacer para que nuestro impacto en este mundo florezca. Sabemos las decisiones que tenemos que tomar. Pretendemos haberlas tomado, pero todo sigue igual.
Una persona audaz hace lo que cree que tiene que hacer aunque tenga miedo. La línea limítrofe entre la inteligencia y la audacia se llama atrevimiento sensato, acción espontánea, riesgo calculado…
Es una gran diferencia esta entre ser audaz y ser inteligente. Y aunque creas que en tramos de tu vida has tomado decisiones audaces y has cometido actos de valentía, hoy, con todo tu nivel de consciencia y educación, aquellas audacias parecen más fotografías en blanco y negro pertenecientes a un pasado lejano.
Tu intelecto ha crecido, pero no tus acciones. No eres más que una lumbrera marchitada en un pantano de excusas intelectuales.
Jesús dijo una vez: «Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. »
Tomando prestada la metáfora del nazareno: Tú y yo hemos sido llamados a estremecer la cultura, a ser sacerdotes de un nuevo estilo de vida, a esculpir el modelo del próximo ser humano. Pero hemos sucumbido ante el encandilante destello del llamado.
Has sido llamado porque eres inteligente, pero sólo serás escogido si eres audaz.
¿Escogido por quién?
No seas necio. Es sólo una analogía.
¿Llamado para qué?
Para participar de una forma más activa y consciente en la evolución de este cuento de hadas llamado existencia.
¿Cuáles son las señales de que has sido llamado pero no «escogido»?
La arrogancia y el cinismo es el escondite preferido de los llamados pero no escogidos. Desde una presunta superioridad, nos apostamos en este limbo de la evolución; ese lugar donde hemos forjado la cárcel de nuestro verdadero potencial.
Yo quiero ser escogido. Quiero ser recordado como audaz, no como inteligente. Como moldeador de paradigmas, no como «exitoso». Quiero llevar al siguiente nivel mi compulsión por contagiar a otros con la energía de explorar las sombras de nuestra psique y mirar con picardía los dilemas de la existencia. Por eso me escribo, por eso te escribo…
¿Te sientes llamado pero no escogido?
Te informo que el que escoge eres tú (y probablemente el que llama también). Es una elección que pocos hacen. Si todos la hicieran, el andamiaje de la cultura se vendría abajo. Tal vez con unos pocos elegidos sea suficiente, o tal vez no. Eso no me importa. Lo que sí me importa es que es una elección que conviene hacer ya, de lo contrario tu talento y el mío se pudrirán en el limbo de nuestra cobarde e inservible «inteligencia».
La mayoría de las grandes tradiciones dicen que la vida es una ilusión, que nada de lo que vemos es real, que estamos en una suerte de «alucinación cósmica.»
La verdad es que no entiendo completamente lo que quieren decir. Debo aceptar que tú y yo vivimos todos los días como si esta realidad fuera toda la realidad. Punto.
Negarlo sólo evidencia lo enterrado que estás en este sueño. Estamos hasta el cuello en esta hipnosis colectiva.
No sé si algún día terminaré de experimentar la naturaleza ilusoria de la que los grandes sabios hablan. Mientras tanto, te propongo algo: Deja de predicar que la vida es una ilusión, dame la mano y aceptemos que somos hermanos en la ignorancia, primos en el miedo y en la negación, sacerdotes del apego a este persistente espejismo.
Abracémonos y descubramos juntos con un afán lúdico que tan real es este supuesto delirio fascinante llamado vida.
Ni lo sueñes, no voy a entrar en el oscuro mundo de definir qué significa estar «iluminado».
Como persona inteligente y sobre-educada ya tendrás tu propia noción de lo que es iluminación. Y si no la tuvieras, al menos sabes que es un estado de consciencia «mejor» al que tienes ahora.
No quiero debates intelectuales. Quiero llamarte la atención sobre algo: A pesar de tu privilegiado acceso a la noción de iluminación espiritual, has abdicado a perseguirla. Pareciera que me dirijo a gente que quiere alcanzarla, pero en realidad mi intención es confrontar a todos los que hemos tomado la decisión consciente o inconsciente de no ser «iluminados».
No creo que esa decisión escape del todo a tu consciencia. Pero quiero recordártela sólo para hostigarte. Talvez detrás de tu negación y mediocridad espiritual, descubras una nueva aspiración más alcanzable.
Una aceptación más profunda de que no quieres estar iluminado puede representar un salto cuántico en tu espiritualidad. No me refiero a una actitud cínica y apática. Me refiero a una intención auténtica de llenar el espacio que dejaron las religiones convencionales a las que renunciaste, pero llenarlo con algo realista, no con la falsa imagen de tu ser convirtiéndote en una deidad moderna.
Por ahora yo no quiero estar «iluminado», pero sí quiero ensayar perspectivas más sabias y creencias más evolucionadas. Quiero tocar tu corazón y decirte que juntos podemos explorar inefables posibilidades de evolucionar sin renunciar por completo a nuestra forma de ver el mundo, sin ser iluminados.
Ilustración: Enlightment by Zenoxen
No lo sabes, pero yo puedo ver tus traumas. Esos fantasmas invisibles de tu pasado que evocas en el presente sin que realmente existan.
No es que pretendas escondérmelos, más bien piensas que pasan desapercibidos.
Pero estás equivocado.
Piensas que porque no eres un veterano de guerra o víctima de violencia infantil, escapas al imborrable efecto de los traumas psicológicos en tu vida cotidiana. Olvidas que cualquier vivencia intensa que desordena tu forma de ver el mundo es un trauma. Punto.
Los tuyos podrán no ser horripilantes, pero aunque de mediana intensidad siguen moldeando tu personalidad, trasponiendo el pasado con el presente, y distorsionando tu percepción de la realidad, obstruyendo el siguiente escalón de tu talento…
Está claro que detrás de tu exceso de confianza se asoma una identidad temerosa despojada de seguridad en su infancia.
En tu falta de carácter y determinación convocas al presente una figura paterna que se excedió en dominarte.
De tu tendencia controladora emana un pasado con carencias afectivas y bajo tu timidez forzada yace un niño silenciado por el bullying.
La forma en que redactas tus posts en Facebook, cómo manejas el conflicto, tu manera de hablar de quienes no te gustan. En tus evaluaciones extremas sobre lo que es bueno y lo que es malo. En cómo tratas de exagerar comportamientos que no te salen naturales. En todos ellos puedo ver tus traumas embarrados en tu cara, tan claros como la luna llena…
Nosotros, los que hemos ido a infiernos parecidos al tuyo, somos los peores enemigos de tus estrategias sofisticadas de camuflaje de traumas…
Somos gente normal que sin tener doctorados en psicología podemos mirar a través de tus comportamientos y entender que hay una cicatriz escondida tras tu maquillaje emocional. Somos muchos, somos más de los que crees… y no es que seamos mejores, simplemente nos parecemos…
Talvez tú también puedes ver mis traumas. Talvez puedas notar que a la sombra de mi placer por juzgarte despiadadamente está una persona pasivo-agresiva buscando revancha por sus heridas en tiempos párvulos.
Si es así, dejémonos de patrañas entonces: Estamos en el mismo club y podemos hablar el mismo idioma. Somos hermanos.
El club de personas traumadas que piensan que por ser unos engreídos sobre-educados y con una intuición por arriba del promedio, están librados de los claros efectos provocados por las experiencias traumáticas.
Eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta que vives en la negación, y que lo único que te diferencia de la gente normal es que tú puedes esconder tus traumas mejor que nadie.
Uno de tus principales retos como una persona psicológicamente sofisticada es aceptar que aún no has superado tus traumas.
Si tu arrogancia no te ha vencido, entonces estás preparado para ir al siguiente nivel: Usarlos conscientemente a tu favor para dejar un tatuaje en la cultura. Una huella imborrable de un espíritu que encontró un propósito a sus duras experiencias.
¿Estás listo para entender de qué forma la gente implacable enfrenta sus propios traumas?
Ilustración: Trauma Re-Visited por Phantompheaq
No te ofendas.
Si te molesta la palabra «imbécil» puedes reemplazarla por «persona cuya identidad gravita alrededor de un sistema neurótico de creencias llamado ego.»
La mayor decepción de nosotros los meditadores modernos es continuar siendo imbéciles a pesar de la práctica de meditación. El nirvana, la trascendencia del ego, la disolución de los miedos, la siempre presente no-dualidad. Todos los productos que te vendieron en el brochure de la meditación talvez sólo los acariciaste por breves momentos para luego volver al terrenal mundo de tus deseos y traumas.
La meditación no es inservible. Si no fuera por ella yo no estaría escribiendo esto y no sería consciente de que un gobierno clandestino comanda mis acciones el 99% de mi vida. A pesar de eso, conviene preguntarnos porqué seguimos gravitando al compás de las mismas acciones y creencias. ¿Porqué seguimos siendo terrenales? ¿Porqué sigues siendo un imbécil a pesar de la meditación?
No subestimes los efectos de largo plazo de la meditación, no te detengas, no medites para iluminarte, medita para ser un mejor imbécil. Un imbécil consciente de su imbecilidad. Ese es el primer paso para el fascinante viaje hacia la trascendencia.
Como dice una muy apreciada amiga del grupo de Facebook: «Sigo siendo imbécil pero voy más relajada»