No lo sabes, pero yo puedo ver tus traumas. Esos fantasmas invisibles de tu pasado que evocas en el presente sin que realmente existan.
No es que pretendas escondérmelos, más bien piensas que pasan desapercibidos.
Pero estás equivocado.
Piensas que porque no eres un veterano de guerra o víctima de violencia infantil, escapas al imborrable efecto de los traumas psicológicos en tu vida cotidiana. Olvidas que cualquier vivencia intensa que desordena tu forma de ver el mundo es un trauma. Punto.
Los tuyos podrán no ser horripilantes, pero aunque de mediana intensidad siguen moldeando tu personalidad, trasponiendo el pasado con el presente, y distorsionando tu percepción de la realidad, obstruyendo el siguiente escalón de tu talento…
Está claro que detrás de tu exceso de confianza se asoma una identidad temerosa despojada de seguridad en su infancia.
En tu falta de carácter y determinación convocas al presente una figura paterna que se excedió en dominarte.
De tu tendencia controladora emana un pasado con carencias afectivas y bajo tu timidez forzada yace un niño silenciado por el bullying.
La forma en que redactas tus posts en Facebook, cómo manejas el conflicto, tu manera de hablar de quienes no te gustan. En tus evaluaciones extremas sobre lo que es bueno y lo que es malo. En cómo tratas de exagerar comportamientos que no te salen naturales. En todos ellos puedo ver tus traumas embarrados en tu cara, tan claros como la luna llena…
Nosotros, los que hemos ido a infiernos parecidos al tuyo, somos los peores enemigos de tus estrategias sofisticadas de camuflaje de traumas…
Somos gente normal que sin tener doctorados en psicología podemos mirar a través de tus comportamientos y entender que hay una cicatriz escondida tras tu maquillaje emocional. Somos muchos, somos más de los que crees… y no es que seamos mejores, simplemente nos parecemos…
Talvez tú también puedes ver mis traumas. Talvez puedas notar que a la sombra de mi placer por juzgarte despiadadamente está una persona pasivo-agresiva buscando revancha por sus heridas en tiempos párvulos.
Si es así, dejémonos de patrañas entonces: Estamos en el mismo club y podemos hablar el mismo idioma. Somos hermanos.
El club de personas traumadas que piensan que por ser unos engreídos sobre-educados y con una intuición por arriba del promedio, están librados de los claros efectos provocados por las experiencias traumáticas.
Eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta que vives en la negación, y que lo único que te diferencia de la gente normal es que tú puedes esconder tus traumas mejor que nadie.
Uno de tus principales retos como una persona psicológicamente sofisticada es aceptar que aún no has superado tus traumas.
Si tu arrogancia no te ha vencido, entonces estás preparado para ir al siguiente nivel: Usarlos conscientemente a tu favor para dejar un tatuaje en la cultura. Una huella imborrable de un espíritu que encontró un propósito a sus duras experiencias.
¿Estás listo para entender de qué forma la gente implacable enfrenta sus propios traumas?
Ilustración: Trauma Re-Visited por Phantompheaq